
La comunicación verbal carecería de eficacia si no fuera acompañada de una serie de claves no verbales: mirada, expresión facial, distancia interpersonal y tono de voz. En una entrevista laboral, tu cuerpo debe expresar el mismo mensaje que tus palabras. Cuando expresan mensajes diferentes, el reclutador dará mayor fiabilidad a tu comunicación no verbal, debido a que los gestos no se pueden ocultar y resultan más difíciles de controlar que las palabras.
Debes tener en cuenta que un reclutador, sabrá leer vuestros gestos corporales, como si de un libro se tratara. A continuación te presentamos 35 gestos que los candidatos suelen manifestar, y lo que denota o significa para el entrevistador.
Pellizcarse o tocarse alguna parte de la cara (frente, pelo, cejas, oreja, labios) o morderse las uñas: Dudas, Inseguridad, nerviosismo.
Tocarse la nariz mientras se habla: Se está mintiendo.
Apoyar la mano en la barbilla: Aburrimiento, falta de interés por cansancio.
Acariciarse el mentón: Aceptación positiva, toma de decisiones.
Retorcer y entrelazar las manos, abrir y cerrar los puños: Ansiedad.
Entrelazar los dedos: Autoridad y seguridad.
Palma de la mano abierta y hacia arriba: Sinceridad, buenas intenciones.
Jugar con un bolígrafo, anillo o cualquier otro objeto: Distracción, nerviosismo.
Golpear ligeramente los dedos contra una mesa o reposabrazos de la silla: Impaciencia.
Tener los brazos cruzados a la altura del pecho: Actitud defensiva.
Sujetar algo contra el pecho (Chaqueta, bolso, portafolios…): Miedo a los retos.
Asentir con la cabeza mientras habla el entrevistador: Interés, escucha activa.
Cejas completamente levantadas: Incredulidad.
Cejas medio levantadas: Sorpresa.
Cejas medio fruncidas: Confusión.
Cejas completamente fruncidas: Enfado.
Mirada huidiza o esquiva al entrevistador: Timidez, dificultad para integrarse, sin iniciativa.
Bajar la mirada: Incredulidad de lo que se escucha.
Mirar por encima de las lentes al reclutador: Desconfianza.
Mirar con los ojos entreabiertos: Desaprobar o no estar de acuerdo.
Mirar el reloj o frotarse las manos: Impaciencia.
Mirar directamente a la cara al entrevistador, pero no de forma excesivamente continuada: Interés, concentración, confianza en ti mismo.
Sonrisa amplia y sincera: Imagen positiva.
Balancear tu cuerpo: Tensión, dudas.
Moverse continuamente en el asiento: Nerviosismo, ansiedad e inseguridad.
Balancear un pie mientras tenemos las piernas cruzadas: Aburrimiento, desidia.
Piernas torcidas, con las puntas de los pies juntas y talones separados: Nerviosismo, tensión.
Postura excesivamente cómoda: Arrogancia.
Postura relajada: Comodidad, nada que ocultar.
Mantener una postura erguida y natural al estar sentados: Confianza, seguridad y sinceridad.
Sentarse al borde de la silla: Indecisión, impaciencia, inseguridad.
Sentarse repantigado: Falta de respeto.
Inclinación hacia delante: Atención o interés.
Mantener una distancia óptima con el entrevistador (al menos 1 metro): Educación y respeto.
Caminar erguido: Confianza y seguridad en sí mismo.
No debemos olvidar un detalle importantísimo de la mirada: La mirada no miente. Los ojos son la única parte visible del cerebro. La neurofisiología es clara en este sentido. Si nos hacen una pregunta y, antes o durante la respuesta, nuestros ojos suben hacia la izquierda, estamos intentando acceder a nuestro córtex visual, es decir, a la zona de la memoria, del recuerdo. Por tanto, decimos la verdad. Si los desviamos hacia la derecha, recurrimos a los centros creativos del cerebro y, en consecuencia, las posibilidades de invención o mentira aumentan.
Fuente: www.blogempleo.com