Confesiones laborales: #30707 Fuerzas del más allá!

Soy una profesora de artes retirada recientemente y por fin puedo contar el infierno que nos hicieron vivir unas alumnas por el año 2003.

Era un liceo de niñas, católico, con alumnas bien portadas y de buen rendimiento.

En ese año muy pocos colegios tenían jornada escolar completa. Y este no era la excepción. Las alumnas se divian en 2 jornadas según el nivel. Los primeros medios iban en la tarde de 2 a 8.

El programa escolar, constaba con una hora libre a la semana para que ellas pudieran hacer los que quisieran. Como dije al principio, eran todas bien portadas así que ese horario, algunas lo ocupaban para estudiar, otras hacer trabajos pendientes, algunas conversaban en la plaza del liceo, hacían deporte, etc. Nada extraño.

Un día este famoso primero medio, no salió de la sala en su hora libre, por ende se envió a una inspectora para ver que sucedía. Como era invierno ellas dijeron que preferían quedarse todas estudiando allí.

A la semana siguiente lo mismo… sin embargo las alumnas ya actuaban extraño.

A la tercera semana mantuvieron su conducta y se envió nuevamente a inspectores a ver que sucedía.

Estas niñas jugaban a la ouija…

Después de unos días cosas extrañas pasaban. Alumnas llegaban somnolientas, varias enfermaron extrañamente, muchos problemas familiares casi irrisorios, borradores y plumones caían sin excusa, cortinas se movían sin haber ventanas abiertas, sillas y mesas se arrastraban, profesores eran ‘agredidos’ por nadie, y así un largo etcétera…

Optamos por pedirles que contaran la verdad… y esto sucedió.

Jugaban inocentemente a juegos con papel y lápiz, sin embargo una alumna (que jamás delataron) se ofreció a llevar el tablero de su abuela. Jugaron con sangre, velas y ritos que averiguaron, abriendo portales.

El sacerdote del liceo y otros sacerdotes a quienes se les pidió ayuda, intentaron limpiar la sala, pero no fue suficiente, así que se optó cerrar esa sala por un par de años. Los ruidos nunca cesaron, el olor que emanaba de allí era fuerte y nadie se atrevía a pasar por ahí.

Para evitar especulaciones mayores ese primero se cambió de manera permanente a la jornada de la mañana, pero al año siguiente, la mitad de ese curso se fue del liceo.

Siempre estuvo el enigma entre algunas y rumores de otras sobre lo sucedido aquel día.

Las que sabían, ninguna volvió a hablar del tema, ya que todas sin excepción sufrieron el karma de jugar a algo tan delicado.

Actualmente la sala solo sirve para guardar cachureos, pero quien quiera que habita ahí, jamás a tenido la intención de irse y quien entra, su presencia es notoriamente mala. 

Esta y otras confesiones en https://www.confesioneslaborales.cl/page.php?page=view&confession=30707&fbclid=IwAR2qQpyUKP6QMeGzFKNmExxOh4pPEq5zu_V9Ocg8rCLqrTiR4x8IXZYca7I

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