¿Cuándo fue la última vez que ibas conduciendo por la autopista digital y sentiste que las palabras te disparaban?
Sucede sin advertencia previa. Estás recorriendo mensajes de correo electrónico con la mirada y, de pronto, te detonan las palabras de alguien o un tono que intuyes… o incluso ves; el mensaje está lleno de «LETRAS MAYÚSCULAS» o «¡¡¡Signos de exclamación!!!» o formato de negrita.
O, aquí hay otro desencadenante: te encuentras en el medio de un ataque de «disparo y huida» por correo electrónico, en el cual alguien escribe, de la nada, un mensaje (sin hablar antes contigo para confirmar sus suposiciones) y reacciona a algo que dijiste en una reunión o que escribiste o hiciste. Cuando ves la larga lista de destinatarios de copias del mensaje, te pones furioso y respondes con tu defensa o ataque.
¿Por qué ocurre esto?
En la actualidad estamos listos para disparar, especialmente cuando usamos teclados de computadora. Hay incluso un detonador fisiológico que nos empuja a los tiroteos por correo electrónico; se llama «apnea del correo electrónico». La líder de pensamiento Linda Stone, que trabajó en Microsoft y Apple, acuñó la frase después de investigar un fenómeno que observó mientras la gente estaba bajo la influencia de las computadoras. El impulso de reaccionar rápido (sin considerar lo que tú o ellos pueden haber malinterpretado) puede afectarte, ya seas la persona que envía el mensaje inicial o la que lo recibe.
Stone notó que contenemos la respiración cuando revisamos mensajes de correo electrónico y los doctores confirmaron sus sospechas. Cuando contenemos la respiración, el cerebro deja momentáneamente de recibir oxígeno y alcanza la respuesta de huida o lucha, lo que alimenta una reacción más emotiva a las palabras que salen disparadas de nuestros dedos.
Lo que puede parecer una inocente o comprensible cuestión de desahogo puede costarte el empleo, dañar tu reputación y arruinar tus oportunidades de ascenso. De acuerdo con un artículo reciente de USA Today escrito por Laura Petrecca, 26% de las casi 600 empresas participantes en una encuesta de políticas y procedimientos de comunicaciones comerciales electrónicas de 2009 dijeron que habían despedido a algún empleado por uso indebido del correo electrónico.
¿Qué puedes hacer para evitar verte envuelto en un ataque y huida por correo electrónico? Aquí muestro cinco maneras de girar en U cuando se produce el inevitable malentendido. Antes de lanzar ese correo electrónico, intenta seguir estos consejos prácticos:
Aléjate de la computadora
Resistir el impulso de «darle a alguien su merecido» es un signo de autocontrol y suma puntos a tu reputación. También elevas lo que llamo el «puntaje CQ» de inteligencia de comunicación al responder en lugar de reaccionar.
No pongas un nombre ni copias en la barra de direcciones
Todos necesitamos desahogarnos y el correo electrónico es una máquina de desahogo instantáneo. No dejes que te despidan por lo que escribes cuando estás enardecido por algo. Escríbelo, bórralo o estaciónalo en la carpeta de borradores.
Desahógate fuera de internet
Pídele a alguien que te dé (confidencialmente) la perspectiva que a ti se te escapa cuando te han tomado por sorpresa o cuando estás convencido de que estás en lo cierto y que otra persona está equivocada. Podrías tener razón y ganar la batalla, pero perder la guerra. El daño, sin embargo, no se puede deshacer fácilmente una vez que presionaste el botón de envío.
Da a la gente el beneficio de la duda
A menudo suponemos que sabemos lo que alguien quiso o tuvo la intención de decir. A eso lo llamo «suponitis». En lugar de suponer, expresa de otra manera (cara a cara o por correo electrónico) lo que dijo la persona con tus propias palabras. Por ejemplo: «Da la impresión de que lo que dices es…» o «A ver si entiendo cuál parece ser el problema aquí». Aprenderás más y elevarás tu CQ. También serás más receptivo y menos reactivo al traer a primera vista lo escrito entre líneas (sin dar explicaciones o defenderte al instante siguiente).
Adopta una perspectiva de «mejor curioso que furioso»
Pregunta «¿A qué estoy reaccionando en realidad? ¿Qué lleva a la otra persona a hacer esto?».Luego llama a esa persona o ve a verla. Comienza por entender qué fácil es que te malinterpreten. Reconoce que los agravios pueden acumularse y detonar una descarga que deje un reguero que pueda costarles caro a ambos mucho después de que hayas deseado hacer una pausa y preguntarte «¿Por qué no sé que no sé?».
Eres más valioso para tus clientes y tu empresa cuando tus habilidades de CQ alto te convierten en alguien que soluciona problemas y ahorra tiempo en un mundo en el cual el tiempo y las relaciones no tienen precio.
FUENTE: http://msn.empleoscb.com/ViewArticle.aspx?articleid=492