Ganar premios no solo es para los mejores, puesto que en Tokio y en varios países del mundo se está premiando a los peores, los más inútiles e incompetentes.
El fin de esta competencia es uno: dejar fuera del ring al contrincante con el robot más inútil. La primera versión, se realizó el 19 de julio de 2014, donde se congregaron más de 31 participantes y más de 100 espectadores en el centro cultural de Tokio para ver competir a estos pseudo robots construidos con escasas habilidades técnicas, o dicho en japonés Heboi.
Los robots son construidos con cosas tan básicas y comunes como bloques de madera, elásticos, alambres y uno que otro cable, porque en Hebocon consideran que la mediocridad e ingenuidad son parte de un proceso creativo que también deben ser celebrados. De esta manera salieron a relucir varios robots con estilo: uno que tenía dildos por tentaculos y otro que no era nada más que un cartón con ruedas. Sin embargo, el premio al más inútil de todos se lo llevo el Copy Robot, una grabadora con ruedas posicionado sobre una rampla para tomar impulso.
La idea se le ocurrió a Daiju Ishikawa ,quien se desempeña como editor Daily Portal Z, un sitio de noticias humorísticas con más de 10 mil artículos en japonés y una versión en inglés. Allí fue que se comenzó a realizar una actividad similar, donde los periodistas debían tratar de fabricar maáquinas y contar su experiencia en la página. Los relatos de las mediocridades de los periodistas llegó a tal éxito que Ishikawa decidió organizar una competición de robots para gente sin talento. Fue en sus oficinas donde surgió la idea de realizar un campeonato en base a una actividad que ya desarrollaban dentro del diario.
Al comienzo solo serían 5 o 6 personas, pero lo interesados sumaban más de 50,allí se decidió que el evento debía ser público y abierto para que todos aquellos que se sintieran inútiles y sin habilidades, pudiesen vanagloriarse de ello.
Finalmente 31 participantes, y una chica que olvidó su robot en el tren, inauguraron el primer evento de Hebocon, un guiño a Robocon, la contraparte “seria” que también se realiza en Asia.