Confesiones laborales: #33563 Ahora aprendí

Soy Profesor, he tenido una trayectoria profesional buena (buenos resultados con estudiantes en pruebas estandarizadas -SIMCE y PSU- el curso en el que hago clases siempre saca en promedio 20 puntos más que los otros cursos-, buenos resultados en evaluación docente -competente y destacado-, al tope en carrera docente (Experto 2), premios como profesor otorgado por alumnos y apoderados, Profesor Jefe, Asesor del Centro de Alumnos, Asesor del Centro de Padres, Encargado de Currículum, Magíster en Educación), cuento con el respeto y cariño de la comunidad en la que trabajo.

Pero todo lo anterior, no sirvió de nada el día de hoy, actualmente soy Encargado de Convivencia Escolar (básicamente es quien previene y gestiona conflictos al interior de la institución y con la comunidad, y crea y mantiene las alianzas territoriales), en esa función he tenido que hacerme cargo de muchísimas problematicas educativas, emocionales y sociales.

Una de esas situaciones tuve que hacerme cargo de una situación de connotación pública, dicha situación provocó un trauma institucional, tuvimos que hacer jornada de reparación, atender muchísimas crisis de pánico, padres furiosos, agrupaciones feministas amenazantes, insultos, lo que resultó bien, a costa que mi equipo se sobreexigiera -actualmente las dos psicólogas están con licencia, y yo y la asistente social estamos resistiendo-. Todo esto para que finalmente la situación fuera una mentira inventada por una alumna para tener la atención de su pololo, ella no evaluó las consecuencias de su actuar, y mantuvo la mentira hasta que no pudo más con el peso de los hechos.

En su momento hice la denuncia, se realizó un seguimiento y apoyo a la alumna afectada, mandamos antecedentes a tribunales (entrevista y copia de mensajes de WhatsApp), y el día de hoy en la audiencia cuando solicito que la alumna pida disculpas públicas por lo acontecido, el juez me dice que ¡cómo se me ocurre! Que vulnera los derechos de la niña que está afectada emocionalmente (según los informes de las instituciones de la mejor niñez. Pero lo que esos informes no decían, era que su inestabilidad estaba siendo provocada por la mentira que ella estaba sosteniendo frente a toda una comunidad).

La curadora me acusó de ser poco profesional, que iba a remitir los antecedentes a la superintendencia, y a mis superiores en el DAEM, y que el problema de la institución lo tenía que resolver yo, sin involucrar a la niña (17 años).
Soy profesor, y obviamente me sentí afectado por sentirme haciendo el ridículo frente a personas que desconocen la presión de responder a una comunidad de másde 700 alumnos.

Aprendí hoy que:

– Lo que debía solicitar era asistencia jurídica;
– Que las denuncias no sirven para nada, hay que hacer una querella en contra de quienes resulten responsables.
– Que el derecho de un niño inestable emocionalmente es más importante que los derechos de los otros niños emocionalmente ‘más estables’, y estamos obligados a acogerlos.
– Que los abogados manejan una jerga y códigos que solo entrampan la justicia. Los jueces y fiscales viven en un mundo paralelo al resto de los mortales, y no tenemos acceso a hablar con ellos, a menos que sea por escritos hechos en la jerga y código que ellos manejan.
– Que los padres pueden ‘tratar’ de ser buenos, pese a evidentes señales de abandono.
– Que al final del día, lo único que pesa es el amor y afecto de tu familia.

(Siento pena y rabia, porque no sé qué estrategia elaborar para la insistencia, aunque cada vez menor, de la comunidad por saber qué ocurrió) 

Esta y otras confesiones en https://www.confesioneslaborales.cl/page.php?page=view&confession=33563&fbclid=IwAR0Y2fM2DqnzgTXStIwKr_6xtt-89o3pesxf-YIbQN9UKMtv1A8gmvEqO6w

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