En lo laboral, después de más de ocho meses buscando trabajo sin éxito, por fin encontré algo. Es en lo que estudié, el sueldo es bueno, las condiciones también, y sinceramente me sentía muy feliz… pero esa alegría se esfumó rápidamente.
Mi mamá nunca ve nada bueno, nunca valida lo que logro. Le conté con ilusión sobre este nuevo trabajo, pero su respuesta fue devastadora: me dijo que era una porquería de trabajo, que lo que me pagaban era muy poco, que no podía creer que siendo ingeniera ganara eso. Mi carta oferta está sobre los 2 millones, y aún así lo menospreció. Le dije que para mí está bien por ahora, que estoy contenta de haber encontrado algo, pero no bastó. Me dijo que lo que estudié era una mierda, y que la plata también lo era.
Pasé de la felicidad al bajón total. Me duele que ni siquiera en un momento tan importante pueda sentir orgullo sin que me lo aplasten.
Y como si eso fuera poco, hoy me dijo algo que me terminó de romper. Cuando estoy ansiosa, tengo la costumbre de morderme los cueritos de los dedos. Lo he hecho siempre. Y me lanzó: “te puedo asegurar que no encuentras un buen trabajo porque tus manos son asquerosas”. Fue muy cruel. Sobre todo porque ella sabe que eso está ligado a mi ansiedad, y aun así eligió atacar justo ahí.
Me siento triste, dolida, como si nada de lo que haga valiera. Y eso cansa.