Les vengo a contar mi experiencia con las familias haitianas. Unos años antes de la pandemia llegaron a mi sala cuna menor 5 familias haitianas. Recién llegados a Chile no hablaban ni una palabra de español. Así que mi primer mision fue meterme a internet y aprender algunas palabras básicas de Creole.
Fue difícil. Ellos obviamente tienen otras costumbresloa niños eras bruscos siendo aún bebés. No les gustaba la comida ni la leche así que con paciencia fuimos adaptandonos a ellos y haciendo que ellos se adaptarán a este país y sus costumbres. Por muchos meses iban medio día ya que los hombres de la familia no querían que los niños fueran todo el día al jardín para que las mujeres no trabajarán. Y ahí vino el trabajo con las familias. Prácticamente convencimos a los hombres que era importante que los niños estuviesen todo el día en el jardín y las mujeres pudieran trabajar para obtener mayores ingresos.
Y asi fue. Las mamás iban a la feria a vender cosas y estaban felices.
La corporación municipal para la que trabajo nos ofreció un curso formal de creole. Gratuito y que duraría 3 meses. La directora nos ofreció llevarnos y traernos. Así y todo fuimos las únicas con la directora. Aprendí creole y eso hizo más fácil el trabajo con mis familias.
Un día estas mamitas nos contaron que vivían en una toma y no tenían agua y les dificultaba el bañar a los niños a pesar que los peques llegaban limpios al jardín así que les dimos permiso para bañar a los niños en el jardín. Ambos niveles de sala cuna comparten el mudador así que se unieron con las familias haitianas de la otra sala compraron shampoo y toallas de papel y se llevaban todos los días a sus niños limpios. En cambio con las familias chilenas era una batalla constante. Llegaban como n sus niños sucios, hedionditos, cocidos y las familias eran agresivas y prepotentes.
Con la directora orientabamos mucho a estas familias en cómo pedir ayuda en la municipalidad y canalizar las oportunidades.
Mi experiencia con estas familias y los niños fue maravillosa.
Para trabajar en este sistema de jardínes públicos, primero hay que tener vocación, amor, paciencia, estudiar siempre, prepararse siempre. Pero por sobre todo entender que va a ser difícil. Y pensar que estamos trabajando con NIÑOS!! Que culpa tienen?
Hoy a principio de año estas familias me vinieron a ver al jardín. Los niños ya están en el colegio. Las mamás me abrazaban y me agradecían. Están felices. Arriendan de estas casas básicas y les cobran 100.000 de arriendo, formaron una cooperativa con ayuda de una mujer Chilena y consiguieron carros para vender y permisos municipales. Y venden sopaipillas, papás fritas, te, café y dulces afuera de varios colegios de la comuna. Una de ellas que ya habla muy bien el español me dijo que todo era gracias a lo que con la directora hice por ellas.
Hace unos días estábamos almorzando y la directora nos pregunta a cada una de las educadoras si estudiar esto era nuestra primera opción y todas mis compañeras dijeron que no, una quería ser enfermera, la otra azafata, otra ingeniera. Fui la única que dijo que siempre quiso ser educadora y la directora dijo que eso se notaba por mi forma de trabajar por el cariño que me tienen las familias por mi dedicación.
Para quienes estén empezando, u sienten que no pueden, que colapsan rápidamente primero que nada tiene que ver si de verdad es lo que quiere, por que no es justo hablar de unos niños tratándolos de monitos salvajes. O mejor cambiese de práctica y vaya a un jardín particular. Y después trabaje en un jardín particular también. Por qué para trabajar en estos jardines hay que tener amor por lo que se hace y sobre todo por los niños. Estudiar siempre. Tener disposición para sobrellevar todo lo difícil que se viene.
Necesitamos en ese sistema gente con harta, vocación y sobre todo amor por el camino elegido. Los niños no se merecen menos que esto.
Esta y otras confesiones en https://www.confesioneslaborales.cl/page.php?page=view&confession=31704&fbclid=IwAR08TCPTjoiA4XU6_uy1Jil8JtM8E89CmXyZtgbZliGN5Pk4_JNEf9obHvI