Jaime Jiménez trabaja sentado en su oficina ocho horas en promedio al día. Señala que su peor hábito es echarse en la silla. “Normalmente se trabaja en un computador, y es un pésimo hábito por la postura de los brazos para escribir ya que, de acuerdo a las normativas de prevención, se deben apoyar ambos antebrazos sobre el escritorio”, explica.
Además menciona que “lamentablemente hoy las oficinas cada día son más pequeñas y funcionales, por lo que el tamaño del escritorio no es capaz de cubrir el notebook y el apoyo de los brazos en forma ergonométrica”.
Añade que en su empresa los lunes, miércoles y viernes hacen gimnasia de pausa, que consiste en ejercicios preventivos que se realizan en el puesto de trabajo, los que ayudan al bienestar físico y mental de los trabajadores, sin embargo, cree que esto no es suficiente. “Las pausas debieran hacerse siempre, y así dar movilidad a tu cuerpo, evitando dolores de cuerpo, pero lamentablemente cuando estás apremiado por la hora de entrega o por la cantidad de trabajo, uno comete el error de no parar hasta terminar, privándose incluso de ir al baño”, agrega.