El leguaje corporal no solo muestra las emociones, sino que además puede ser el motivo de estas. La postura, la expresión del rostro e incluso el tono de voz afectan a la mente y al estado de ánimo.
Algo tan simple como controlar tus gestos puede traer interesantes cambios a tu vida personal y profesional; te damos algunos consejos para conseguirlo:
Poner en práctica la “postura del poder”
Las personas con el pecho abierto y la cabeza erguida muestran y sienten confianza en si mismas y causan un gran impacto.
Un estudio elaborado en 2012 por Amy Cuddy, Psicóloga social de Harvard Business School, demostró que los alumnos que tuvieron buenos resultados en entrevistas laborales habían pasado unos minutos antes en esta postura de “poder”. Otras investigaciones demostraron que pasar tiempo en esta postura aumenta la testosterona, la tolerancia al dolor y la capacidad de liderazgo.
Además, esta postura aumenta la capacidad de los pulmones y mejora la ventilación del cuerpo,calmando la mente y ayudando a mostrar una imagen relajada y natural.
Evitar los celulares
Hasta el tamaño del computador con que trabajas puede tener un impacto sobre tu postura y, por tanto, sobre tu actitud. El estudio de Cuddy constató que la gente que usa un smartphone o una tableta de forma habitual tienen posturas de pecho cerrado, que conllevan baja autoestima y mal humor, debido, entre otros motivos, a la mala respiración que conlleva.
Trabajar con un computador de pantalla grande, a la altura de los ojos nos permite sentarnos en una postura correcta con la espalda recta y el pecho abierto.
Antes de una entrevista, evita pasar tiempo sumergido en tu teléfono o en tu Tablet. Además de que la ausencia de distracciones te ayudará a concentrarte y organizar tus pensamientos, entrarás a la prueba con la confianza intacta.
Tener conciencia de la expresión facial
Antes de una entrevista o un evento social importante es recomendable practicar la sonrisa delante de un espejo. Trata de aumentar el número de veces que sonríes al día, este gesto enviará un mensaje a tu inconsciente de que “todo está bien”, te relajará y te ayudará a ver las cosas con mayor positividad.
De la misma manera, si de manera inconsciente frunces el ceño al concentrarte para escribir en el computador, ese gesto enviará un mensaje de negatividad a tu cerebro que afectará a tu estado de ánimo y la percepción que los demás tendrán de ti.
Controlar el tono de voz
Varios estudios psicológicos han demostrado que la gente que habla en un tono de voz bajo inspiran se siente más poderosa, mientras las que hablan en un tono de voz alto causan peor impresión. El psicólogo británico Richard Wiseman habla además del principio del «como si», que consiste a comportarse como si te sintieras feliz aunque realmente no o estés, una actitud que hace que efectivamente te sientas más feliz y seguro.
La gesticulación mientras hablamos
Unos gestos acordes al discurso ayudan a que la audiencia entienda y recuerde lo que dices. Las investigaciones demuestran que los movimientos de las manos ayudan no solo a dar énfasis a nuestro discurso de cara al interlocutor, sino también a asimilar mejor los conceptos en nuestra mente.
Un estudio publicado el año pasado por Susan Goldin-Meadow y sus colegas de la Universidad de Chicago reveló que las personas que fueron autorizadas para utilizar los gestos al hablar, memorizaron mejor una cadena de letras y tuvieron mayor facilidad para explicar problemas matemáticos que aquellas que tuvieron que hacerlo con las manos en la espalda.
Acompañar el discurso de gesticulación provoca una buena impresión en la audiencia y, las personas que acompañan sus palabras de gestos (siempre con naturalidad) son juzgadas como más eficientes y capaces que aquellas que hablan con las manos inactivas.
Obviamente, enfrentarse a una entrevista de trabajo es una situación de estrés para para todo el mundo. Por eso, es recomendable concentrarse antes y practicar estos gestos. Así podrás enfrentarte a la entrevista más relajado y transmitirás mejores sensaciones al entrevistador.