Confesiones laborales: #37539 La historia no termina

Me crió mi abuelita mientras mi mamá trabajaba para sacarnos a las 3 adelante. Crecí en la cordillera de una región del sur en un pequeño villorio. Éramos tan pobres que recuerdo que una vez mi abuela tuvo que matar a nuestro perro para ver la carne (yo tenía 5 años, fue algo traumatico)

Mi abuela, casi a diario en primavera, preparaba pajaritos dulces, mote con huesillo, calzones rotos, etc. Y me mandaba a mi a venderlos. Yo, como niña, sentía vergüenza de salir por las casas a ofrecer las cosas que preparaba mi abuela (a mi me tocaba ir con una bandeja con pajaritos dulces o calzones rotos, ella salía con un triciclo a ofrecer el mote).

Mi abuela murió cuando cumplí 9 años.

Mi mamá continua viviendo ahí pero en mejores condiciones. Ayer domingo fui a visitar a mi mamá, me estaba bajando del auto y se me acerca un chiquito de unos 7 años a ofrecerme calzones rotos. Eran unos 15 los que tenía y los vendía a 200 pesos. Le di 5 lucas y le dije: hijo, váyase para la casa y comase esos dulces con su familia.

Él se fue feliz, yo tuve que devolverme al auto a llorar porque recordé mi cruda niñez.

Un abrazo… 

Esta y otras confesiones en https://www.confesioneslaborales.cl/page.php?page=view&confession=37539&fbclid=IwAR1bk6kc82zJnBeSgg-vjIu-P8Gsr5aEAjffsuEQzDvsJKYK7bGMFRUkpms

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